El FMI ha afirmado hoy que los países periféricos de la Unión Europea representan la zona más débil de la economía mundial, aunque en 2014 vuelvan a crecer, eso si, a un ritmo muy suave y frágil.
El consejero económico y director del Departamento de Investigación del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, ha señalado que “el sur de Europa sigue siendo la parte más preocupante de la economía mundial. Prevemos un crecimiento positivo para el 2014, pero este crecimiento es frágil. Por un lado, las exportaciones son fuertes, pero por otra parte la demanda interna es débil, como consecuencia de los vínculos entre una actividad débil, bancos débiles, empresas débiles y las necesidades de consolidación fiscal”.
Blanchard ha reiterado que para que la región salga de esta situación y su crecimiento sea más efectivo, es preciso salir de esos niveles de interdependencia y buscar un equilibrio entre el sector exterior y la demanda interna.
El FMI ha revisado sus pronósticos de crecimiento para los próximos años en la eurozona, de tal manera que este año creceremos un 1% y en el 2014 un 1,4%, aunque el organismo internacional ha insinuado que este crecimiento no está siendo homogéneo en todos los países del euro.
De esta manera, los países que atraviesan o han atravesado problemas de financiación, como Portugal, Italia, Chipre, Grecia o España, crecerán más despacio que el resto, aunque las previsiones hayan mejorado respecto a los primeros cálculos, ya que “la elevada deuda, tanto pública como privada, y la fragmentación financiera frenarán la demanda doméstica, mientras que las exportaciones deberían contribuir más al crecimiento“.
Blanchard ha comentado también que hay entre un 10% y un 20% de riesgo de deflación en la zona euro, dado el bajo dato de la inflación que se ha dado durante este año, un riesgo que solo se da en los países del euro y en la economía japonesa.
Para que la deflación en la eurozona no termine siendo una realidad, el Fondo Monetario Internacional destaca que el Banco Central Europeo deberá tomar las decisiones que considere oportunas para evitarlo, como pueden ser las inyecciones de liquidez con determinadas condiciones en los créditos, que mejoren la situación de la demanda interna e integren al mercado financiero.