Muchas de las tarjetas de crédito ofertadas por las diversas entidades bancarias cobran intereses por encima del 25% en cada aplazamiento de pago que se nos ocurra realizar.
Y es que, por si no os lo habéis planteado, cada vez que contratamos una tarjeta de crédito, la entidad financiera involucrada no está concediendo un crédito que podremos utilizar en el momento que queramos. Hasta ahí todo bien y muy bonito. En los casos en los que queramos aplazar los pagos por x meses, es más que suficiente con comunicárselo al banco mediante una llamada telefónica, Internet o acudiendo a la oficina.
Sencillo, ¿verdad? El único inconveniente es que casi nadie lee la letra pequeña de las condiciones de este tipo de tarjetas. Por norma general, los intereses de aplazamiento son tan caros que superan el 20% de TAE. De hecho, pueden llegar a superar hasta el 25% de TAE.
Así que, si dispones de alguna tarjeta de crédito o cualquier otra con intereses similares y necesitas aplazar un pago, te recomiendo que busques alternativas antes de hacer uso de la susodicha. Hay financiaciones mucho más asequibles… desde préstamos entre familiares, pasando por los préstamos personales de los bancos para llegar, a las propias financiaciones de los comercios que, en muchos casos, no cobran interés alguno.
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