Desde el comienzo de la crisis, la desconfianza ha ido en aumento consiguiendo que el 74% de los usuarios modifique sus hábitos bancarios: Un 41% consulta otro tipo de fuentes antes de contratar un producto, un 17% procura diversificar más los ahorros y el 16% intenta no tener todos los ahorros en bancos y dispone de parte en efectivo en casa.
La banca tradicional es la que se utiliza más (el 90% de los encuestados), mientras que la online la usan un 32 %, principalmente gente joven, de mediana edad y con alto nivel de estudios.
En relación a la información proporcionada por las entidades bancarias, según los usuarios, es menos adecuada cuando se trata de productos como fondos de inversión y títulos, mejorando notablemente en relación a las comisiones de las tarjetas, cuenta corriente y depósitos a plazo fijo.
Eso sí, casi el 30% de los encuestados desconoce tener derecho a disponer de información verbal y también por escrito; cerca del 3% está convencida que la entidad solo tiene la obligación de dar por escrito la información básica. Además, alrededor del 70% de los que cumplimentaron el cuestionario correspondiente para contratar un producto de inversión asegura que no se les informó de que podría perder los derechos de la inversión.
Los resultados de esta encuesta reflejan que se siguen desconociendo las diferencias entre varios tipos de productos como depósitos a plazo fijo, estructurados e indexados o planes de pensiones y de jubilación. De hecho, el 55% desconoce la existencia de un fondo de garantía en el caso de quiebra de la entidad bancaria, y tan solo el 32% considera que las inversiones en arte, joyas o sellos no tienen ningún tipo de garantía.
Por último, centrándonos en los préstamos hipotecarios, un 60% considera, erróneamente, que están obligados a contratar un seguro multirriesgo de hogar y seguro de vida, dejando de lado el de incendios, el único realmente obligatorio.
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