Manuel Valls, nuevo primer ministro francés, ha presentado hoy un plan de austeridad con el que busca ahorrar 50.000 millones de euros hasta 2017, y que pasa por congelar las prestaciones sociales, las pensiones y los sueldos de los empleados públicos.
Valls pretende de esta manera da un nuevo impulso a la economía gala, que los trabajadores recuperen poder adquisitivo y ajustarse al objetivo de déficit fijado con la Unión Europa.
El dirigente francés ha comentado que Francia no podía permitirse “seguir viviendo por encima de sus posibilidades” y que los cambios permiten “asegurar la permanencia de nuestro modelo social y modernizar nuestros servicios públicos”.
El ajuste de 50.000 millones de euros se desglosa del siguiente modo:
- El Estado recortará el gasto en 18.000 millones de euros.
- Las corporaciones locales lo harán en 11.000 millones de euros.
- La sanidad francesa reducirá su gasto en 10.000 millones de euros.
- Las prestaciones sociales se recortarán en 11.000 millones de euros.
Valls ha afirmado que este programa de austeridad permitirá a Francia recuperarse de sus problemas económicos, ya que las administraciones públicas mejorarán su eficacia y no derrocharán tanto dinero.
Asimismo, también se reducirá el número de empleados públicos en los ministerios franceses, a excepción de los de Justicia, Seguridad y Educación, cuyas plantillas aumentarán como estaba previsto.
En relación a la sanidad, las reformas pasan por evitar las intervenciones quirúrgicas que no sean necesarias, optimizar el gasto público en medicinas y gestionar mejor los protocolos de actuación.
En lo referente a las pensiones y las prestaciones sociales, Valls ha informado que no se revalorizarán hasta octubre del próximo año, a excepción de las más bajas, que seguirán creciendo en la misma proporción que la inflación francesa.