Los ministros de Energía de Rusia, Ucrania y los responsables en la materia de la Unión Europea han mantenido hoy una reunión en Varsovia que solo ha servido para confirmar que Rusia reducirá en junio el suministro de gas a Ucrania si no paga sus deudas.
Esta amenaza implica también a la Unión Europea, ya que desde los oleoductos ucranianos se distribuye gas a buena parte de los estados de la Unión Europea.
Rusia sostiene que la deuda acumulada por las autoridades de Kiev alcanza los 3.500 millones de dólares, cifra que ha aumentado después de que en abril Moscú aumentara el precio del gas que vende a la empresa ucraniana Naftogaz.
Rusia suministra aproximadamente un 30% del gas natural que se usa en Europa, que en su gran mayoría llega a través de Ucrania, por lo que cualquier incidencia en el volumen de envío afecta directamente a la Unión Europea.
Günther Oettinger, comisario europeo de Energía, ha propuesto en el transcurso de la reunión que el gas ruso tenga un único precio para la zona occidental de los Balcanes, Georgia, Ucrania y la Unión Europea, creando un organismo internacional que negocie la tarifa con las autoridades rusas.
La Comisión Europea ya analizó hace dos meses un informe en el que reconocía la enorme variación existente en los precios de la electricidad y el gas natural entre países e incluso entre regiones del mismo país, lo que suscita deterioros importantes en algunos estados miembros.
La sugerencia de Oettinger es apoyada desde el Gobierno ucraniano ya que así evitaría la actual discriminación que sufre Kiev con el precio del gas ruso, que paga a 585,5 dólares por 1.000 metros cúbicos, cuando antes de la crisis política del país lo pagaba a 268,5 dólares.
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