Si el pasado 25 de abril, la agencia de medición de riesgos Fitch, elevó la nota de la deuda soberana española a BBB+ dada la mejora de las perspectivas económicas y las condiciones financieras, el progreso en la reducción del déficit público y el menor riesgo de que el sistema bancario vuelva a desestabilizar la economía, el miércoles hizo lo mismo con siete bancos españoles: BBVA, Banco cooperativo Español, BMN, BFA, CaixaBank, la Caixa y NCG.
Es una consecuencia lógica, como bien indican desde la agencia, el hecho de que la mejora de la calificación de la deuda avalada por el Estado se vea reflejada en una serie de entidades financieras. Pero no sólo serán estas siete entidades las que mejorarán su estatus de cara al futuro, ya que Fitch prevé mejoras en la calificación de Caja Laboral Popular y Caja Rural de Navarra.
Además, Fitch ha señalado este miércoles que la deuda de Santander y BBVA, calificada hasta el momento un escalón por encima de la deuda soberana, tiene bastante “potencial” de mejora gracias a la diversificación geográfica de sus negocios y la fortaleza de sus franquicias, convirtiendo a ambas bancos en entidades muy resistentes en caso de alguna fluctuación inesperada de los mercados financieros.
La agencia también valora que estas entidades cuentan con buenas posiciones de financiación y de liquidez, y tienen una “buena capacidad para absorber pérdidas, al tiempo que la calidad de sus activos se ha mostrado “bastante resistente” a lo largo de la crisis económica.
Sin embargo, Fitch no relega en el olvido el hecho de que pese a la mejora de la calificación de la deuda soberana española y su correspondiente impacto en las notas de los bancos, este país sigue manteniendo algunas entidades con balances activos muy tóxicos, que deben desaparecer. Lo tendrían muy fácil si devolviesen las viviendas a los desahuciados, permitiendo que se cumpla lo indicado en la Constitución Española.
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