El grupo E.ON se va de España. Nuestro país no le ofrece las garantías empresariales que necesita para sus operaciones y además tiene que reducir deuda.
E.ON entró en España en 2005 con la idea de comprar Endesa tras la OPA que presentó Gas Natural para quedarse con la empresa eléctrica española. Posteriormente, E.ON renunció a esta idea y tras muchos trámites y trifulcas políticas y judiciales se quedó con alguna pequeña parte de Endesa y creó E.ON España.
Su inversión fue de 6.000 millones de euros y ahora quiere irse vendiendo por apenas 3.000 millones y arrepentirse de su aterrizaje en España.
De esta pugna por Endesa salió ganadora la eléctrica italiana Enel, que fue quien se quedó con la compañía española y que ahora va a eliminar todo el negocio internacional de Endesa y la dejará únicamente con el mercado ibérico.
La venta de Endesa a Enel, evitando así que la comprara E.ON es algo que siempre se ha reprochado al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, quien con esta decisión descolocó a Alemania y a la Unión Europea.
Endesa era pretendida en un primer momento por su competidora Iberdrola, posteriormente por La Caixa a través de Gas Natural y por último, la pugna quedó entre E.ON y Enel.
La gestión de la venta de Endesa dejó por los suelos la reputación de la comisión de Energía, cuyo informe rechazó el Consejo de Ministros y la CNMV, cuyo presidente dimitió ante el intervencionismo del Ejecutivo.
El asunto sirvió también para Cataluña viera como La Caixa era rechazada como posible compradora de Endesa y el sector eléctrico español quedó liado de tal manera que aún arrastramos esta sinrazón.
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