Alemania ha desacreditado, una vez más, las medidas de estímulo aprobadas hace unos días por el BCE. Sus expertos económicos no ven tanta necesidad en la economía de la eurozona como para que Draghi queme todos sus cartuchos con una nueva bajada de tipos.
Jörg Krämer, economista jefe de Commerzbank, ha señalado que las medidas que aprobó el BCE no solucionan nada y se reducen a bajar el precio del dinero, algo que no resolverá los problemas económicos de los países del euro y que además incrementará el precio de la vivienda y subirá artificialmente los valores bursátiles.
Otros expertos han definido las decisiones del BCE como precipitadas y centra su atención en que las reformas estructurales que están acometiendo ahora mismo Italia y Francia no contribuirán a su recuperación. En cuanto a la compra de deuda privada, Werner Sinn, presidente del Instituto IFO, ha asegurado que “sólo conseguirá adquirir los riesgos de las inversiones de los inversores, algo que no se trata de política monetaria ni fiscal”.
Desde el Ejecutivo alemán no se hacen valoraciones. Se sabe que tanto Angela Merkel como el ministro Schäuble hablaron con Draghi hace poco, pero no se desconoce en qué términos. Desde el ministerio alemán de Finanzas, lo único que se dice es que Alemania respeta las decisiones que en política económica toma un organismo independiente como el BCE y únicamente se reitera la tradicional postura alemana al señalar que “a nivel europeo, el tema de la inversión y las reformas estructurales y cómo poder mejorar la competitividad y crear crecimiento, es uno de los temas que se encuentra bien arriba de la agenda”.
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