Como os comentó el pasado jueves mi compañero Ricardo, el BCE ha rebajado los tipos de interés al 0,05% además de aprobar un programa especial de compra de activos titulizados (conocidos como ABS por sus siglas en inglés) y bonos garantizados de entidades no financieras que, según Reuters, llegará a un volumen de 500.000 millones de euros.
El objetivo de estas medidas es evitar el ya comenzado retroceso de la economía alemana, el estancamiento de la francesa y, por mucho que le pese al Ejecutivo, la deflación en la que estamos entrando, al igual que ocurre con Portugal, Grecia e Italia.
Pero, además, el BCE ha rebajado también los intereses aplicados a sus facilidades de depósito y préstamo. Concretamente, el tipo de interés cobrado a los bancos de la eurozona por depósitos a un día será del -0,20%, con lo que los bancos tendrán que pagar al BCE si quieren aparcar allí sus fondos. Por su parte, el tipo de interés aplicable a la facilidad marginal de crédito también bajará al 0,30%.
Mario Draghi ha declarado que el BCE observa importantes riesgos a la baja para el crecimiento económico. “La pérdida de actividad económica puede frenar la inversión privada y el aumento de los riesgos geopolíticos podría tener un impacto mayor en la confianza del consumidor y empresarial”, ha dicho el presidente del BCE.
Esta nueva rebaja de los tipos de interés a prácticamente cero y la compra de deuda se une a las medidas anunciadas en julio para inyectar liquidez en las entidades financieras, de forma que se estimule el crédito y se relance la economía. La primera operación de liquidez se realizará el próximo 18 de septiembre pero, ¿se conseguirá o será una nueva manera de endeudarnos más?
