El sector de la construcción mundial se muestra esperanzado de que las recientes sugerencias del Fondo Monetario Internacional, en materia de infraestructuras, sean tenidas en cuenta.
Hace unos días el FMI propuso una reactivación de las inversiones en infraestructuras como fórmula para salir del estancamiento a que se encaminan los países desarrollados y recuperar los niveles de crecimiento económico que tenían antes de la crisis, una idea a la que ya se ha sumado el influyente G-20.
A este respecto, los ministros de Economía de las economías más importantes del mundo, junto con los gobernadores de sus bancos centrales, han abordado este asunto y han analizado una conjunto de medidas de alcance global, que les permita “incrementar la calidad de las infraestructuras a lo largo del G-2’ y más allá”, en una perspectiva temporal de medio plazo.
Desde el FMI se sugería que las inversiones en infraestructuras tuvieran un carácter público, o algún tipo de colaboración público-privada, cuestión en la que el G-20 se decanta claramente por la segunda opción.
Joe Hockey, secretario del Tesoro del Gobierno australiano, comentó que las infraestructuras suponían un elemento clave para impulsar la economía del país, dado que aumentaría un 1,8% el Producto Interior Bruto de Australia en solo un lustro, pero aclarando que estas infraestructuras solo podrían construirse con participación público-privada.
Las instituciones internacionales lo han dejado claro: aumentar las inversiones en infraestructuras es vital para los países que tenga problemas económicos, pero también es una opción para aquellos otros que tengan sus cuentas públicas consolidadas, en clara referencia a Alemania, país que no está por la labor de incrementar su déficit público.
Foto | wikipedia