España registra hoy más de 5 millones de parados, se anuncia un periodo de crecimiento negativo para el 2012 que profundiza la actual recesión, además hay más de un millón de hogares que no tienen ingresos, las empresas españolas registran un alto nivel de deuda y además el país se enfrenta a enormes recortes del gasto público. Sin duda es una situación de emergencia social. La secretaria de Empleo y seguridad social Engracia Hidalgo ha calificado esta situación como “herencia socialista”, lo que es cierto pero sólo parcialmente.
Es cierto, pues efectivamente el gobierno de Zapatero no sólo padeció sino también contribuyó a la crisis, con una serie de decisiones equivocadas, entre las que destacan la virtual paralización de la inversión pública desde el año 2008. Pero también es una crisis profundizada por las medidas de la Unión Europea, que ha gastado recursos tratando de ser amable con los mercados bursátiles, y ha descuidado la economía real; y por supuesto, es una situación creada por las clases políticas europeas, y en eso tiene mucho que ver el PP, que han blindando a los inversores y a las instituciones financieras, asegurándoles los flujos de capital y no han resistido a las imposiciones de Bruselas. Pero especialmente, y sobre todo lo anterior, es una emergencia social y una situación de crisis económica provocada por un modelo de desarrollo económico que exige constantes expansiones, niveles de crecimiento insostenibles, depredación de los mercados emergentes y además reclama desregulación de las actividades, provoca desigualdad y enriquecimiento de ciertos grupos y sectores sociales.
Mientras se conceda todo esto, y no se emprendan reformas estructurales a la economía es una herencia de la clase política española, tanto del PSOE como del PP que mantienen básicamente las mismas opciones estructurales.