La Condesa de Murillo, para más señas presidenta de la Comunidad de Madrid, acaba de anunciar que las cuentas de su Administración tienen un agujero de 1.000 millones de euros y nadie sabe cómo ha sido. Claro, en estos casos, los compañeros de partido de Esperanza Aguirre y muy especialmente los que están en el Gobierno de España, suelen echar la culpa a la herencia recibida de gobiernos anteriores. Claro que aquí, la cosa se ha puesto fea, porque la lideresa del PP madrileño le lleva las cuentas a los de la capital de España desde el 2003.
Cuando se lleva casi una década en el poder, echar la culpa a ZP queda fuera de las posibilidades, por muy socorrido que ello resulte y por muy a huevo que se lo hayan puesto los del PSOE. En este caso la hegemonía de la presidenta es cuestión indiscutible. Entonces, ¿qué ha podido pasar para que a la condesa-presidenta se la hayan esfumado 1.000 millones del ala que conllevarán el consabido ajuste?
No lo sabemos, como la culpa no es del cha-cha-chá, pues se ha justificado afirmando que las cuentas anteriores eran provisionales. La verdad es que provisionales o no, 1.000 millones, así, en cifra tan redondita, no es algo fácil de perder, digo yo que no sé nada de esto, porque nunca he visto 1.000 millones, pero que aún guardo algo de sentido común.
Doña Esperanza se ha pasado fardando bastante tiempo sobre la buena marcha de las cuentas madrileñas, de lo bien que iba el déficit en la Comunidad que ella preside y poniéndose como paradigma de lo que es una buena gestión del Partido Popular.
Pues sí, el paradigma nos puede servir para hacernos una idea. En cuanto a lo de la buena marcha de su gestión… sería oportuno recordar que entre Cataluña, Valencia y Madrid (las dos últimas gobernadas por el PP) acumulan casi el 56% de la deuda de las Comunidades Autonómicas.
Esperemos que el PP no nos siga dando tantas “esperanzas”.
Burbuja