Se trata de una medida compleja; pues es cierto que las grandes sociedades rebajan impuestos de manera importante; pero también es cierto que algunos de esos impuestos se rebajan a partir de la inversión, por ejemplo en I+D y sería complejo quitar estas exenciones. Por lo tanto, mientras Montoro no aclare -y la estrategia parece ser no aclarar-, los detalles de la medida, ésta queda plagada de incertidumbres. Algunas de las exenciones al impuesto de sociedades pueden eliminarse, como la de los gastos financieros hechos en el extranjero, que ha estado bajo la sospecha permanente de elusión; sin embargo, aquellas partidas que significan reinversión en crecimiento, como planes de ampliación o investigación son más cuestionables.
impuesto a las grandes fortunas, que no sólo han crecido en España durante la crisis; sino que tienden a estar inmóviles y a no generar inversión. Se trata de un tipo de capital absolutamente distinto al de las sociedades. Es el equivalente a quitar las exenciones a quien tiene un pedazo de tierra y lo trabaja y en cambio, no subir impuestos a quien tiene un pedazo de tierra y no lo trabaja.
El aumento de caudales públicos es sin duda necesario, pero las fórmulas siguen manteniendo el secretismo, que impide el debate social y las posibilidades de propuestas alternativas.