Ya en el mes de mayo, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble esbozó una de sus principales ideas para la recuperación económica de Europa. Para él sería positivo que los sueldos subieran en Alemania, la principal potencia económica europea, para que se produjera de manera automática –y gracias a los ajustes- una mejora en el resto de países. La clave estaría en abaratar las exportaciones.
«La gente dentro de Europa y el G-20 confía en que nosotros sigamos siendo un motor de crecimiento. Debemos permanecer alerta, debemos seguir trabajando en nuestra competitividad, aunque no en el mismo grado que los estados en crisis», añadió Schäuble.
Esto, que parecía tan solo una intención, se ha convertido en realidad, pues desde julio se produjo un aumento de las retribuciones. Por el contrario, los sueldos siguen bajando en los países periféricos y así, la Organización Internacional de Trabajo (OIT) señala que los salarios bajaron en España entre un 3 % y un 4 % durante los años 2010 y 2011.
Sin embargo, la Comisión Europea ha advertido de que esta medida no es la panacea. «Ha habido confusión y malentendidos sobre qué se puede lograr con un requilibrio dentro de la eurozona entre déficits y superávits por cuenta corriente», subrayó el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario, Olli Rehn. El resultado final no sería el esperado, sino mucho menor.
En realidad, si se elevan los salarios un 1% en Alemania, la balanza comercial de españoles, italianos y portugueses solo se encauzaría un 0,02% y los países más aventajados serían la República Checa, Eslovaquia, Hungría, Austria y Holanda.
Por último, Olli Rehn ha indicado que Bruselas no se va a oponer a dicha medida, siempre que se haga de acuerdo con la línea de productividad.