Se trata de un equipo bastante compacto ideológicamente; por lo cual es importante dotar a los ministerios con asesores más jóvenes y provenientes de círculos más técnicos que permitan la renovación de ideas y ensayar nuevas propuestas; pues el repertorio de los ministros es fácilmente anticipable.
Es importante sobre todo, replantearse las perspectivas en los ministerios de Economía y Administración Pública; pues la tarea del segundo resulta mucho más clara, reducir déficit y para eso presionar a las autonomías. Montoro tiene experiencia política para realizarlo, conoce el movedizo terreno que hay que pisar en la relación con las autonomías y, probablemente, logre con facilidad ajustar las cifras. Pero el esfuerzo del gobierno no puede centrarse en eso; fácilmente se puede llenar la legislatura completa mostrando como baja día a día el déficit, lo cual va a suceder, no hay duda. Pero el desafío real estará en Economía, donde con presupuesto rebajado será necesario estimular el crecimiento; por lo tanto, la coordinación entre Montoro y Guindos es fundamental. Montoro no puede recortar, ahí donde Guindos requiere invertir, está por verse si esta coordinación es posible; pero en principio hay intereses en conflicto.
Por otra parte, el contexto de déficit no puede ser excusa para el trabajo de Guindos, y las fórmulas tradicionales no sirven en el contexto actual. La llamada flexibilización laboral es más bien un asunto ideológico que efectivo, la crisis permite usar de manera oportunista el contexto para incorporar la flexibilización laboral; pero no es ningún secreto que es una medida que no hará subir el empleo. Así que el trabajo realmente complejo está en la cartera de Guindos.