La noticia no ha podido ser más desalentadora. Lo ha adelantado el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, que últimamente es como el reloj de Pamplona, con todos mis respetos hacia los navarros. Pero cada vez que Cristobal Montoro abre la boca, se nos caen los palos del sombrajo y en esta ocasión hasta los del techado bajo el que ya duerme más de una familia española hipotecada, embargada, desahuciada y parada.
Son los datos de la EPA, la Encuesta de Población Activa, que nos van a ofrecer a final de semana y que ya ha anunciado el ministro que nos ha acercado a una cifra terrorífica, con un final de año 2011 que nos deja a las puertas de los cinco millones y medios de desempleados. Son los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y nos cae como un jarro de agua fría.
Es cierto que a perro flaco todo se le vuelven pulgas, por lo menos eso dice nuestro sabio refranero, pero esa tasa de paro dice mucho de lo que ha estado ocurriendo en España durante algo más de una década y que nos ha ido despojando hasta de la dignidad. Las actividades y la forma de proceder de los españoles ha dejado mucho que desear. Me explico.
Primero por una casta política que, casi desde todos los ámbitos y digo casi porque algunos no han gobernado jamás y no se puede decir que todos los políticos seann iguales, eso es demagogia facilona, pues esa casta digo, ha hecho de su capa un sayo: comisiones, permisividad, sobornos, prevaricaciones, falsedades… y encima todo presuntamente, que manda narices, cuando no sales libre de pecado y hasta puedes tirar la primera piedra con el aval de un jurado popular.
Luego por una casta empresarial, en la que por supuesto no incluyo a tantos y tantos empresarios honrados que también se ven abocados a una espantosa realidad por culpa de un grupo de sinvergüenzas, que han estado alimentando al grupo anterior con sobornos y comisiones, engrandeciendo a sus propias mafias y vendiendo medio país, mientras el otro medio lo vendían algunos dirigentes desde las Administraciones.
Y por último a todos esos españolitos de a pie, que se nos han hecho las posaderas caldo, porque hemos “disfrutado” las migajas que nos echaban esos delincuentes, mientras se forraban a nuestra costa y nosotros encantados, con el bmw y el chalecito, como si formásemos parte de sus élites…
Pues aquí estamos, preguntándonos quiénes de todos nosotros tiene menos vergüenza y cuánto vamos a esperar para recobrar la dignidad y obligar a que nos devuelvan todo lo que se han llevado.
Imagen: Mi Pluma de Cristal