Pues bien, ahora, el propio Presidente luso, Aníbal Cabaco Silva, reconoce ante su pueblo que el país seguirá sometido a las exigencias capitalistas de la UE y el FMI durante, al menos, veinte años más.
Durante este largo periodo está previsto que se sigan imponiendo las normas chantajistas a las que media Europa está sometida: despidos masivos de funcionarios, recortes presupuestarios y privatizaciones en sanidad, educación y transporte público, así como reformas laborales que únicamente benefician al gran empresariado.
Vamos, que además de vecinos vivimos prácticamente el mismo drama, sólo que los portugueses cuentan con un Presidente que reconoce los hechos como son y les advierte del futuro que les espera. Por nuestra parte, quizá terminemos cegados con esa fantástica luz al final del túnel de la que tanto se enorgullece el partido político que nos gobierna.
Igual que ocurre en nuestra parte de península, desde la imposición de las extrictas medidas, Portugal ha sido escenario de masivas protestas en las calles y huelgas generales para exigir la dimisión del Gobierno así como la ruptura de las relaciones con el FMI y la UE.
Aquí se acerca el 22-M pero, ¿pasará algo o dejaremos que nos sigan tomando el pelo?
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