Desde el comienzo de la crisis, allá por 2008, los salarios de los españoles se han ido tambaleando a más no poder. Además, la reforma laboral de 2012 del Gobierno del PP ha ayudado bastante a que estos salarios caigan en picado con tal de congraciarse con los antojos y requisitos de la troika para conseguir el rescate –perdón, esa ‘línea de crédito bastante ventajosa’- de los bancos.
Dado que España no dispone de moneda propia no puede devaluar el precio de la peseta, con lo que hay que hacerlo con los salarios, los precios y la producción. De esta manera, trimestre a trimestre, confirmados los datos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los salarios han descendido a base de bien. De hecho, los costes laborales (salario más cotizaciones) han bajado en el primer trimestre del año en un 0,2%.
Acompañando a la bajada salarial, tenemos un Índice de Precios al Consumo (IPC) en cotas históricamente bajas, con lo que el Gobierno del PP puede vanagloriarse de una mejora a nivel macroeconómico que, a ellos, les hace muy felices y les ayuda a ‘falsear’ los mensajes a los ciudadanos. Y es que, entre enero y marzo de 2014 el Producto Interior Bruto (PIB) ha crecido un 0,4%, a pesar de la destrucción de empleo y la continua devaluación salarial. Esto, claro está, no se traduce en una mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.
Ahora bien, la media de los que las empresas pagan por cada trabajador ha bajado a 1.805 mensuales, con un coste medio por hora de 13,39 euros, un 1,8% menos que en el mismo trimestre de 2013 (en el mejor de los casos, claro). Y, para más INRI, los convenios que se han firmado este año no auguran una mejora para los trabajadores; la inmensa mayoría recogen congelación salarial, cuando no reducción o un mismo salario por más horas de trabajo.
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